- por Nelson Prato Barbosa -
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Aprovechar los efectos positivos que para la población de las diferentes regiones del interior del país puede tener el incremento de rutas turística culturales, en áreas relativamente alejadas o no de las ciudades, pero con identidad suficientemente fuerte como para preservar su existencia y que no peligre a corto/medio plazo -frente a los visitantes nacionales o extranjeros-, sus valores culturales, la opción del turismo rural y el diseño de rutas gastronómicas es válida en un 100 por ciento.
El turismo rural es mucho más que salir a conocer alguna zona y reconocer las formas de vivir que hay en la provincia, sus costumbres, la gastronomía, los productos típicos, sus monumentos, sus paisajes o disfrutar del clima. El turismo rural debe considerarse como un punto de partida desde el cual ofrecer un "plus" a los visitantes, cuyas bondades deben informarse o promoverse en los medios de comunicación tradicionales o por internet, de manera que el mundo descubra la diversidad cultural que han dejado huella en cada uno de los destinos a través de la preparación de los alimentos y de los usos culinarios.
El turismo rural se ha diagnosticado como un segmento que está en alza, en cuanto que reúne los ingredientes de tranquilidad y de ocio, contacto con la naturaleza, experiencias culturales y sociales de gran singularidad. La existencia y el desarrollo de actividades y excursiones, rutas culturales y gastronómicas para beneficio de los visitantes, sirve al mismo tiempo para el propio desarrollo del turismo de las comunidades locales.
El turismo rural gastronómico, o lo que ha dado en llamarse "el deseo de degustar comidas típicas locales", es considerado hoy en día un producto muy apreciado por los turistas que acuden a una región o alguna ruta en las afueras de las grandes ciudades, para descubrir los modos de sazonar, preparar, etc. los alimentos, de manera que cada vez más es una opción que ofrece una interrelación entre un producto turístico y su correspondiente espacio social originario, y que puede ayudar a crear un buen plan de mercadeo o para desarrollar un plan de comunicación o promoción de algún atractivo gastronómico particular de un destino, así como de otras ventajas colaterales.
Al hablar del turismo rural gastronómico destaca el hecho de que éste no es un producto uniforme, distinguiendo aquellas ofertas que surgen del rescate de alguna tradición, o con algunas variantes intermedias, fruto de la creatividad, por ejemplo, de algún cheff , usando productos agrícolas de origen local, frescos, y en muchos casos, únicos de esa región o lugar.
El otro aspecto relacionado con el turismo rural gastronómico es que, en general, puede ser mucho más barato en comparación con otros tipos de turismo gastronómico urbano, si además, incluimos los precios de alojamiento, la posibilidad de probar bebidas típicas, como el mezcal, el ron, o la caipiriña, o de productos propios de una región, como el café, el cacao, frutas, verduras o legumbres, especies, y muchas otras cosas más que se puede encontrar en las áreas rurales, como carnes, leche, quesos, y por lo que muchas personas están ganadas para que parte de sus vacaciones o aunque sea cualquier fin de semana quieran acercarse a conocer.
El turismo, como se sabe es, de manera general, un modo de cambiar de sitio para beneficiarnos de las bondades de otros lugares distintos de aquel donde usualmente vivimos o trabajamos, para descansar y distraernos en un ambiente agradable para esparcimiento y recreación. En pocas palabras, escapar de la aburrida rutina diaria, de lo común, o simplemente de lo ordinario.
Pero cuando se trata de hacer turismo con un propósito, como es el caso del turismo gastronómico, viajar a un lugar que no conoces y tratar de involucrarnos con el entorno, compartiendo las costumbres de preparación de alimentos, de gustos y de olores, aprendiendo y mirando pero sin producir la sensación de que estas invadiendo un espacio y un territorio que atrae fuertemente al paladar, lo que se busca es descubrir es una parte de la diversidad cultural existente.
Es otra manera de ver al turismo rural. La gastronomía puede hacernos sentir la plena armonía que existe en un entorno, logrando vivencias y experiencias que los países o destinos turísticos pueden convertir en exóticos, y cuyo único propósito es el proporcionarle a los comensales el placer de una experiencia única a través del paladar.
